Una pequeña debilidad que siempre me da un buen un zarpazo en mi cuenta corriente es entrar en una librería o en una papelería. Es peor que ir de comprar a por trapitos, porque en una tienda de ropa puedo autconvencerme de que no es el mejor momento para hacer un gasto extra y salir con la cartera intacta, pero en una librería los minutos se hacen horas, y una hora puede seguir a otra y, a buen seguro, terminaré tirando de tarjeta.
En ese mismo caso me he encontrado hoy. Cuando ya casi había cruzado el campus de la universidad allí estaban, un montón de estanterías y stand con ofertas en mitad de la calle. Me dije: «sólo mirar». Y así caí en la tentación. Del sólo mirar, pasé al «precio interesante». Después vino el encontrar motivos que justificaran la necesidad de mi compra. Y, finalmente, tras recorrerme toda la tienda y comprobar el dinero que tenía en efectivo, terminé necesitando pagar con la tarjeta 😥
La realidad es que nunca me arrepiento de comprar libros o material de papelería. ¡Me encanta! Siempre encuentro que es una inversión provechosa. Y qué le vamos a hacer si, a fin de cuentas, es mi debilidad…
Kumaena 