Para curarme en salud la morriña de no poder viajar a casa desde que regresé por Navidad, ayer encontré un remedio fantástico que, aunque no pueda igualarse con vivir la situación in situ, en una terracita de verano, en un chiringuito, o simplemente en casa disfrutando de la mejor compañía o de una visita inesperada, decidí sacar el alijo español que tenía guardado para mi cumple y, de alguna forma, sentirme lo más cerquita de España, de sus sabores, de sus costumbres, a fin de cuentas, de casa.
Si señores, el tesoro que todo español transporta en la maleta cada vez que sale de viaje por cierto tiempo. En mi caso, tan sólo me queda jamón serrano de cinco jotas, queso de oveja y chorizo. Lo picos los encontré en el BILLA, un supermercado que goza aqui de buena fama. Si lo comparamos con alguna grande superficie de España tal vez la relación calidad/precio sea un poco superior a la de Mercadona, pero es cierto que puedes encontrar productos europeos (por ejemplo, el chorizo «El Pozo»).
En definitiva, como dice la sabiduría popular, siempre hay saber poner «a mal tiempo, buena cara» y, «a grandes males, grandes remedios».
Por cierto, se me ocurre lanzar las siguientes preguntas, ¿soléis llevar comida en vuestra maleta cuando viajáis al extranjero? ¿Cuál es vuestro gran básico que nunca puede faltar? ¿Se trata de algo único del pueblo español o también se da en otras culturas?
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